jueves, septiembre 27, 2007

Opinión: un año sin López


Se cumple el primer aniversario de la desaparición de Jorge Julio López. A muchos les resultó difícil aceptarlo en las primeras horas, e incluso en los primeros días, pero, con el transcurrir del tiempo, no hubo ya quien no reconociese que nos encontrábamos de nuevo ante la consumación de un macabro operativo del estilo de los que practicaban, con sistemática frecuencia, los grupos de tareas durante los años de la dictadura de Videla y compañía. Todas las coordenadas del caso nos remitían irremediablemente a ese indeseable punto dentro del mapa de conjeturas que se había confeccionado. López fue testimoniante en el juicio por el que se condenó a prisión perpetua al ex jefe policial Miguel Etchecolatz, quien se había desempeñado en ese cargo durante la mencionada dictadura. Y López fue testimoniante, precisamente, por su condición de víctima directa de las prácticas aberrantes del ex comisario cuando se encontraba secuestrado y, valga la redundancia, “desaparecido“. El testimonio de López fue determinante en la decisión de los jueces; de esa manera, el viejo policía pasó a ser el primero en recibir una sentencia adversa desde que el Poder Judicial dispuso la reapertura de los procesos a los ex represores.
Es evidente que López pagó su osadía con su nueva –y presumiblemente definitiva– desaparición. El hecho no expresó sólo un acto de venganza de los “amigos” de Etchecolatz, sino una clara señal de terror para todos aquellos que también estaban dispuestos a dar testimonios que podían complicar la situación de otros represores. Pero resulta un ejercicio estéril quedarse en un clamor de indignación contra quienes viven escupiendo sin asco sobre la libertad, la democracia y la vida de los otros. Hay que preguntarse por el aporte que han hecho a la impunidad todos los gobiernos constitucionales. Y hay que preguntarse, también, por el aporte de los que, de manera irresponsable, alentaron a que se abriera la caja de Pandora, sin una clara voluntad de enfrentar las consecuencias de ese gesto.
Es difícil determinar si la sociedad ya vivía como algo lejano esa modalidad de la desaparición por cuestiones políticas. Lo que sí se puede decir es que lo novedoso de lo ocurrido con López es la reinauguración de esa práctica. Esa modalidad que no permite, aunque se pueda especular y sospechar, visualizar a un responsable de carne y hueso, con identidad declarada. Pero, en tanto crimen político, es sólo uno más que se agrega a la dolorosa lista de esta democracia “custodiada” por lobos.
¿Hasta cuándo el martirio o la inmolación serán el destino irremediable de aquellos que se proponen sostener con consecuencia y firmeza una actitud ética cuando está en discusión un modo de acumulación económica en beneficio de unos pocos y la impunidad de la fuerza armada que lo garantiza?
La calidad del compromiso de la ciudadanía con el reclamo de que la Justicia investigue qué ocurrió con López y aplique todo el rigor de la ley sobre quienes corresponda no es un dato ajeno para ensayar respuestas a este interrogante.

Nota editorial de TRAS CARTÓN Nº 174, septiembre de 2007

martes, septiembre 25, 2007

Argentinos Juniors vs Newells, 23 septiembre





Antes del partido jugado en el estadio Diego Maradona, salimos al campo de juego con la bandera que exige APARICIÓN CON VIDA DE JULIO LÓPEZ, que fue aplaudida por las dos hinchadas.

A UN AÑO DE LA DESAPARICIÓN DE JORGE JULIO LÓPEZ
LA PATERNAL NO OLVIDA

miércoles, septiembre 19, 2007

Escrache a Wall Mart el sábado 22

WAL MART... ESTAS ESCRACHADO!
condena social, escrache popular·
POR PERSECUCIÓN SINDICAL· P
OR CONTRATAR GENOCIDAS COMO ALFREDO OSCAR SAINT JEAN (h)(JEFE DE SEGURIDAD)·
POR EXPLOTAR A SUS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS

SÁBADO 22/915 HSPLAZA NUNCA MÁS
BOLIVIA Y CABEZÓN
ESTACIÓN PUEYRREDÓN

CONOVOCAN: Asamblea Popular de Villa Pueyrredón, Mesa de EscrachePopular (por los barrios), Socialismo Libertario, CTA Capital, Cuerpode Delegados de Wal-Mart (Avellaneda).

Adhiere: Comisión x la Memoria y la Justicia de La Paternal y Villa Mitre.

Mierdas

Hay una foto suya, la que ocupa la primera plana de la última muestra anual de fotoperiodismo argentino, en que se lo ve entrando a la comisaría 5ta. de la ciudad de la Plata, centro donde estuvo detenido durante la dictadura. Tiene puesta la boina, algo torcida hacia un costado. Por debajo de la boina, a los costados, se le escapa algo de su pelo gris, en forma de patilla, sobre las orejas. Tiene la mirada lúcida, los ojos abiertos, muy despiertos. Y levanta un brazo, señala algo que no vemos, que no se ve, por encima de un uniformado de la bonaerense que lo mira de frente y al que le vemos sólo la nuca. A Lopez se lo ve entonado, seguro, algo así como “yo estuve acá, muchachos, los que me metieron picana, a mi y a los otros, de día y de noche, con saña, se llaman así y asá, se paseaban por este pasillo; esa era mi celda, ahí me meaba y me cagaba, acá estaba detenido tal o cual, etc.”.
Se lo ve entero, con la verdad puesta de su lado. Con todos nosotros paraditos y paraditas detrás de él.

Hay una imagen viva de Lopez, cuando se sienta frente al letrado de los tres jueces que están para juzgar al ex jefe de investigaciones de la Policía bonaerense, Miguel Etchecolatz. Lopez tiene puesta la boina y un pulóver rojo, grueso. Le hacen la pregunta de rigor, aquello de si jura decir la verdad, y nada más que la verdad, con la mano en la constitución. Lopez dice que si, que está esperando ese momento desde hace treinta años, de que tenía diecinueve y se lo llevaron una noche, en las sombras, porque los cagones te llevaban cuando todo el mundo dormía, cuando nadie veía nada, que está esperando ese momento desde que le cambiaron la vida tanta tortura, tanta mierda, tanta locura, que está esperando ese momento por él, por todos los que se llevaron, por su familia. Y toma asiento. Detrás de él, sentadas, en silencio, algunas tomadas de los brazos, enteras como un dique de piedra que aguanta sobre sus espaldas un océano entero, hay algunas madres, sus pañuelos blancos, sus arrugas. Lopez habla un poco trabado, tiene los músculos de la cara tensos, los ojos bien chiquitos, el micrófono a sólo unos centímetros de su cara. Y hace memoria, cuenta, denuncia, da nombres, lugares, fechas; brinda el testimonio más relevante del histórico juicio que se le hace a una de las figuras más nefastas de la dictadura, una mierda que, cuando le tocó hablar, porque él si tuvo derecho a decir lo suyo, a defenderse, dirigiéndose al tribunal, con la cara avejentada, la boca chiquita, cerrada, el pelo blanco como el de su victima, les dijo que no eran ellos, los jueces, quienes lo iban a juzgar, sino el que está arriba, y señaló con un dedo hacia el techo, el todopoderoso, aclaró, el Dios cristiano, el que nos bendijo mientras masacrábamos a una generación entera de chicos y chicas.

Cada vez que lo veo a Lopez, me cruzo con su imagen, si está en moviendo más aún, se me hace un nudo en la garganta, se me endurecen las pantorrillas, los muslos, la panza, el orto. Me parte al medio pensarlo a Lopez, un obrero, un trabajador, un peón, un militante de base, poco formado, padre de familia, un jubilado, un hombre que hace poco le pasó a un amigo una serie de papeles escritos a mano, de su propia mano, con toda su pesadilla, de punta a punta, palabras, dibujos, garabatos, denuncias, enunciados, deseos, un hombre que creyó en la justicia, en sus resortes, en sus fundamentos, en su legalidad, y que se animó a testimoniar, a romper el silencio, a batallar contra sus propios fantasmas, a compartir una sala con la bestia, la mierda, la monstruosidad.

Lopez es un ejemplo. Lopez hizo historia. Y por eso se lo llevaron. Para hacernos mierda de nuevo, para meternos en el ojete la historia que se venía –viene- dando vuelta, para hacernos retroceder en el tiempo treinta años, para que el miedo, el terror y la desesperación nos enfermen la cabeza de nuevo.
Y lo lograron. Los hijos de mil puta lo lograron. Porque estamos todos con un odio padre que nos asfixia, que nos humedece los ojos. Porque nos la dieron de nuevo. Y peor, aún, que la primera vez. Duele más ahora. Julio Lopez nos mata.

Pero seguimos, como siempre, como se hizo desde el vamos, desde el momento que las madres fueron las madres. Y hoy somos miles, los que estamos atravesados por la historia y los que no también. Y no nos van a poder parar. Ya está. La pelea por la verdad la ganamos nosotros. Hasta el Estado tomó un nuevo rol, el de no dejar prescriptos los delitos de lesa humanidad que se cometieron en nuestro país; hasta perdón, nos pidieron a los argentinos y argentinas, por aquellas atrocidades.

Pobre Lopez. Un tipo así debería haberse cuidado como si fuese una perla, un diamante en cuyas paredes de cristal se pudiese leer, captar, trazar, como país, como nación, el camino a seguir, aquello de la memoria, la verdad y la justicia. Un ejemplo de dignidad, de valor, de pelotas bien puestas.

Que hijos de mil putas.

¿Hasta cuando van a andar entre nosotros?

MAD – 18/09/2007

martes, septiembre 18, 2007

Una año sin Julio López

La Comisión x la Memoria y la Justicia de La Paternal y Villa Mitre adhiere y convoca a la marcha de hoy desde Congreso a Plaza de Mayo a las 18 horas en reclamo de aparición con vida de Jorge Julio López, a un año de su desaparición.

LA PATERNAL NO OLVIDA

miércoles, septiembre 05, 2007

Julio López

El sábado 1 de septiembre, antes del partido entre Argentinos Juniors y Colón en el estadio Diego Armando Maradona, exhibimos en el campo de juego la bandera exhigiendo "Aparición con vida de Julio López".

La Paternal No Olivda