Palabras de su hermano y cuñada:
Eternamente jóvenes Alicia y Lalo nos miran sonrientes desde unretrato,
recordándonos para siempre a todos aquellos que lucharon por una sociedad mas igualitaria, por una patria sin caídos del mapa, por darles voz a los que nunca la tuvieron.
Fueron hijos, hermanos mayores, estudiantes, obreros y militantes populares, pero por sobre todo fueron coherentes con sus ideas, ilusiones y sueños.
Por ello vivieron y por eso murieron.
Ninguna dictadura podra matar jamás la memoria colectiva de los pueblos.
Por todo eso
ALICIA Y LALO
PRESENTES
AHORA Y SIEMPRE
un abrazo Ricardo y Cristina
Palabras de un compañero de Lalo:
Para nosotros era Lalo. El Lalo de Derecho, después Lalo de Periodismo, Lalo de Laly, pero siempre Lalo compañero.
En esos años compartíamos nuestra militancia estudiantil en La Plata, peleando contra la Ley universitaria, la intervención del ministro Ivanisevich que elimininó a Freire, Piaget y a Freud de la universidad; defendiendo, al grito de viva chile, carajo! el gobierno popular de Salvador Allende.
Nos encontró muchas noches juntos discutiendo la redacción de un volante, o la creación de una consigna, escribiendo sobre una mesa entre ceniceros que rebalsaban de particulares 30 que Lalo fumaba uno tras otro mientras se acomodaba con un gesto automático el mechón de pelo que se le venía a la frente.
Otras veces las discusiones eran más técnicas o prácticas como cuando con Lalo en plena efervescencia creativa se nos ocurrió un nuevo diseño para las “mototof “que utilizaríamos días después en un acto relámpago cuando cerraron la universidad.
Con Lalo fuimos compañeros compartiendo aerosoles para arrancarle el silencio a los muros con nuestras palabras pintadas o ángeles guardianes con nuestras ranitas sonoras en las noches del 74 en las que la lucha y el poder no descansaban.
Compañeros también en otras cotidianeidades cuando con Laly recién casados vinieron a vivir con nosotros la gran casa-corazón que el padre de otro compañero nos prestara y que alojó tantos sueños entre tantos mates, donde inauguramos palabras valientes y estrenábamos cada día nuestra libertad joven.
En esos años compartíamos nuestra militancia estudiantil en La Plata, peleando contra la Ley universitaria, la intervención del ministro Ivanisevich que elimininó a Freire, Piaget y a Freud de la universidad; defendiendo, al grito de viva chile, carajo! el gobierno popular de Salvador Allende.
Nos encontró muchas noches juntos discutiendo la redacción de un volante, o la creación de una consigna, escribiendo sobre una mesa entre ceniceros que rebalsaban de particulares 30 que Lalo fumaba uno tras otro mientras se acomodaba con un gesto automático el mechón de pelo que se le venía a la frente.
Otras veces las discusiones eran más técnicas o prácticas como cuando con Lalo en plena efervescencia creativa se nos ocurrió un nuevo diseño para las “mototof “que utilizaríamos días después en un acto relámpago cuando cerraron la universidad.
Con Lalo fuimos compañeros compartiendo aerosoles para arrancarle el silencio a los muros con nuestras palabras pintadas o ángeles guardianes con nuestras ranitas sonoras en las noches del 74 en las que la lucha y el poder no descansaban.
Compañeros también en otras cotidianeidades cuando con Laly recién casados vinieron a vivir con nosotros la gran casa-corazón que el padre de otro compañero nos prestara y que alojó tantos sueños entre tantos mates, donde inauguramos palabras valientes y estrenábamos cada día nuestra libertad joven.
LA PATERNAL NO OLVIDA
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